Me ha gustado el encuentro del tercer tipo que el famoso taxista de Ni Libre ni Ocupado nos comparte:
En apariencia era un hombre normal. Quizá algo más culto que la media: Durante el trayecto me habló de literatura, de música clásica y hasta de fenómenos físicos de los que no había oído hablar en mi vida. Luego, mientras cruzábamos Princesa en dirección a Quintana, volvió a cambiar de tema:
– El Dios del que tanto habláis no existe como tal.
– ¿Hablamos?
– Sí. Ustedes, los humanos.
Frené en seco y me volteé hacia él.
– ¿Perdón?
– No soy de aquí. No nací aquí. Ni siquiera nací.
– ¿Se refiere a Madrid?
– No. Me refiero a su planeta. Circule, circule, por favor… que llego tarde a la reunión.
Tragué saliva y reanudé, a duras penas, la marcha.
– Seguramente no me crea, y le entiendo: Demasiado complejo para ustedes.
– Sí, sí que le creo. Ya sabe: ¡el cliente siempre tiene la raz…
– Es lo mismo. Podrá no creerme pero nunca conseguirá probar que no estoy en lo cierto.
– Hombre, dicho así…
– Hay vida más allá de su mundo. Y créame: somos muchos. Muchos más que ustedes, quiero decir. El planeta tierra tan sólo es una minúscula partícula en la inmensidad del Universo. ¡Aquí, aquí! ¡Pare!
Me detuve con el taxímetro marcando 7,65€.
– ¿Me abona esta carrera usted, o se lo cargo a su Agencia de Viajes? – le pregunté.
– Jodidos terrícolas… – musitó tendiéndome un billete de 10€.
Al bajarse, metí su billete en la cartera y continué con mi minúscula vida.
Luego, ya en casa, con las palabras de aquel tipo aun rondando por mi mente, abrí la cartera.
Su billete de 10€ había desaparecido.
En este planeta parece que tenemos algunos infiltrados de mucha cultura pero de otro planeta.