El problema claramente es del monitor y el mal genio de su dueño. En primer lugar estamos presenciando a alguien que ha jugado Dance Dance Revolution con un vicio casi único y una dedicación increíble hasta que sus dedos se muevan a velocidades y ritmos inconcebibles para una persona promedio.
Lastimosamente todo con un precio, las paredes de su habitación estan llenas de golpes y agujeros de su mal humor ya sea lanzando objetos o golpeando su propia cabeza contra ellas.
Si alguien vende calmantes, que vaya donde este chico urgente.